Si usted, estimado lector, frecuenta este humlde blog, no le resutará ninguna novedad que me encantan los desayunos. Dentro de la enorme variedad de desayunos que ofrece la cocina mundial, mi favorito, son los huevos rancheros. Sin embargo, mi devoción a este plato, me impide experimentar otras opciones en las horas previsas a la comida y mi visita al Café Benito, me dió la oportunidad de abrir un poco los horizontes.
Hace algunas semanas, recorriendo la tradicional Vía Recreativa, decidimos hacer una pausa y entrar a descansar (y desayunar) en el Café Benito ! Un lugar diferente con una gran personalidad. Entramos con bici, patineta y patines a sentarnos en una larga y comoda mesa en el fondo. El lugar, estaba sorprendentemente agradable, altas ventanas abiertas, que dejaban entrar la luz y la vida de la Vía al interior. La carta presumía una serie de platillos que llamaron mi atención. No era un lugar de baguettes, o simples huevos con chilaquiles. El menú, así como el lugar, tenía personalidad única, por lo que consideré que pedir unos huevos rancheros, sería una falla de mi parte. La aventura es parte esencial del descubrimiento culinario, así que en ese momento, decidí educar mi paladar y descubrir una variación a mis adorados huevos rancheros. Decidí enfocar mis esfuerzos en los Huevos Benedict. Después de todo, Benedict, es una variación de Benedictino, que a su vez puede lleva sus origenes a Benito. Rebuscado? Tal vez … pero valió la pena.
Los Huevos Benedict, (o Benedictinos) consisten generalmente en dos mitades de un muffin inglés (a no ser confundido con el muffin gringo) cubiertos con jamón, huevos escalfados y la muy popular salsa holandesa. En el Café Benito, su variación de este clásico, llamado adecuadamente Huevos Benitos, llevan una increíble salsa cremosa de chile poblano (que no tiene madre) y estan acompañados de unas papas guisadas con chiles rojos, verdes, cebollas y tocino.
Los huevos estuvieron delicioso. Sin embargo, ahí no terminó la experiencia. Explorando , descubrimos el mejor espacio para niños de la ciudad. No, no había PSP, ni una película pirata traducida, ni siquiera había brincolines, sino una biblioteca en el piso superior llena de libros en perfecto estado, silenciosa, con sillas y bancas para pasar el día !
No lo podía creer !
Probablemente no dejaría correr a mis hijos libremente por ahí, pero con un poco de supervisión, la pasamos de maravilla y hasta diría que nos costó trabajo regresar a la Vía Recreativa ! Definitivamete los huevos fueron una revelación y de ahora en adelante, estaré abriendo los ojos en busca de combinaciones interesantes alrededor de los huevos benedictinos ! Alguna recomedación ?
saludos y provecho !
Café Benito
Avenida Juárez 451, esquina Ocampo
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